Ha pasado su buen rato desde la última vez que escribí aquí, prácticamente dos meses, que no pensé que fuera posible volver a hacerlo. Ha pasado tanto y en tan poco tiempo que el orden de las prioridades se enmaraña, volviendo la vida un poco más turbia de lo necesario.
Y sigo con Héroes del Silencio. Dice parte de una canción "... las cosas más triviales se vuelven fundamentales..." nada más cierto, pero también sucede a la inversa. Me explico. Hasta hace unos meses mi rutina diaria era fundamental: Levantarme a la hora indicada, ir por la misma ruta al trabajo, hacer las mismas cosas en el mismo orden, salir, llegar a la casa, ir al gimnasio, comer, leer y dormir. Si bien es cierto muchas de esas cosas son importantes, es uno quien las vuelve fundamentales.
Durante el embarazo de mi esposa, mi rutina cambió. Ya no había tiempo para el gimnasio, porque había que asistir al curso de preparación para el parto. Una cosa que en su momento era fundamental se volvio una trivialidad.
Nació mi hijo, y un buen número de cosas dejaron de ser fundamentales para caer en lo trivial. Ahora lo fundamental es que mi hijo tenga la atención de sus padres, se alimente, crezca y bueno, haga lo que tiene que hacer un bebé.
Me imagino que así es todo, la fundamentalidad de las cosas esta determinada por las circunstancias.
viernes, 19 de octubre de 2007
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